2010-07-01

La homosexualidad según Juan

Sucede en estos días que la homosexualidad está de moda. Sucede que salir del armario está bien visto. Sucede que dentro de dos días se celebra el día del orgullo gay. No les voy a negar la alegría, pues a la vez sucede que toda España no para de estar de fiesta en el barrio, en el pueblo, en la ciudad; Corpus, Hogueras, Santos y patrones por doquier, como si realmente hubiese algo que celebrar. Hale, todas y todos de fiesta, maricón el último.

La ciencia neurofisiológica nos dice: Uno de cada 100.000 nacimientos nacen con el sexo confuso -me explico: normalmente un cromosoma XY genera sujetos varones, mientras que la XX corresponde a un sujeto hembra. La interacción con un variado elenco de hormonas durante la gestación, es la causa principal pero no única de que no se cumpla lo previsto -. Esto, para un país de, por ejemplo, 45 millones de personas, arroja la exigua cifra de 450 personas que viven en el cuerpo equivocado, para las cuales por supuesto reclamo la atención médica y psicológica necesaria para resolver tal contradicción.

La ciencia antropológica nos dice: La conducta homosexual es tan variada en los diferentes contextos culturales como la heterosexual, lógico por otra parte debido a que el ser humano ha roto la conexión entre placer sexual y reproducción. Alguien que se masturbe, que tome medidas anticonceptivas en el coito, o que practique cualquier tipo de gimnasia sexual, solo o en compañía del sexo opuesto, no tiene mucha autoridad para tachar las conductas homosexuales de "antinaturales". Dicho esto, es difícil hallar argumentos en contra de la relación entre homosexualidad y cultura. Dennis Werner ha demostrado que las sociedades que son marcadamente antinatalistas tienden a aceptar o animar la homosexualidad y otras formas de sexo no reproductivo. O sea, en una cultura determinada habrá tanta homosexualidad como tolere esa cultura. Atendiendo a las conductas sociales de otros mamíferos, encontramos una amplia variedad de especies en las que se dan conductas homosexuales, aunque aquí sí hallamos un rasgo común: son siempre jugueteos juveniles, que desaparecen en la edad adulta.

El sentido común me dice: la conducta homosexual es un síntoma de inmadurez, todo el montaje Zapateril al respecto es un absurdo y yo me voy a cenar con Ingrid.

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