Los errores de España nos dejan prácticamente fuera del mundial de teto, y la obligan a realizar una machada en el partido de vuelta.
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Siempre que una selección favorita cae derrotada en el partido de ida, en casa, y del modo en que lo fue España, inferior en todo momento a Colombia, cabe esperar una reacción. A esa esperanza se aferran los españoles para continuar adelante en este campeonato mundial de teto.
Porque aferrarse al estado de forma de los españoles es imposible. Anoche el juego de España fue ramplón. Soso, previsible, sin ritmo y sin velocidad, como si fuese otro amistoso más. Mientras tanto, Colombia era dueña de la situación, marcó el tempo del partido y jugaba siempre con más criterio, e hizo valer la calidad de su delantera, aunque en defensa dio muestras de cierta debilidad y España también penetraba con suma facilidad cuando conseguía avanzar posiciones; tal vez ese sea otro atisbo de esperanza para la remontada.
La primera parte terminó 0-0, y con el sopor general. En la reanudación, enseguida marcó Colombia; España parecía no tener prisa, y aún hubo de llegar el segundo gol colombiano, una bella combinación que contó con la pasividad de España. La impaciencia del público no se pudo manifestar porque, sin solución de continuidad, España anotó su único tanto en la siguiente jugada. Ambos dudaron entonces entre atacar o conservar el resultado, España consciente de sus propias debilidades y Colombia evitando el cuerpo a cuerpo y conservando la ventaja obtenida. El final del partido llegó, pues, sin que ocurriera nada más que reseñar.
Mucho debe mejorar en el partido de vuelta España, aunque los colombianos no deben olvidar ese viejo dicho castellano que dice: "hasta el rabo, todo es toro".
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Siempre que una selección favorita cae derrotada en el partido de ida, en casa, y del modo en que lo fue España, inferior en todo momento a Colombia, cabe esperar una reacción. A esa esperanza se aferran los españoles para continuar adelante en este campeonato mundial de teto.
Porque aferrarse al estado de forma de los españoles es imposible. Anoche el juego de España fue ramplón. Soso, previsible, sin ritmo y sin velocidad, como si fuese otro amistoso más. Mientras tanto, Colombia era dueña de la situación, marcó el tempo del partido y jugaba siempre con más criterio, e hizo valer la calidad de su delantera, aunque en defensa dio muestras de cierta debilidad y España también penetraba con suma facilidad cuando conseguía avanzar posiciones; tal vez ese sea otro atisbo de esperanza para la remontada.
La primera parte terminó 0-0, y con el sopor general. En la reanudación, enseguida marcó Colombia; España parecía no tener prisa, y aún hubo de llegar el segundo gol colombiano, una bella combinación que contó con la pasividad de España. La impaciencia del público no se pudo manifestar porque, sin solución de continuidad, España anotó su único tanto en la siguiente jugada. Ambos dudaron entonces entre atacar o conservar el resultado, España consciente de sus propias debilidades y Colombia evitando el cuerpo a cuerpo y conservando la ventaja obtenida. El final del partido llegó, pues, sin que ocurriera nada más que reseñar.
Mucho debe mejorar en el partido de vuelta España, aunque los colombianos no deben olvidar ese viejo dicho castellano que dice: "hasta el rabo, todo es toro".
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